Sigue nutriendo a tu hijo durante la lactancia
Cuando nace el bebé seguimos nutriéndolo a través de nuestro cuerpo.
Termina el embarazo y con esto llega otra etapa, la lactancia materna; es hora de seguir cuidando nuestra buena nutrición y quitarnos poco a poco esos kilos que nos ha dejado el embarazo, aclarando que la subida de peso que tuvimos fue necesaria para afrontar la lactancia con éxito, sí, como lo lees, nuestro cuerpo es sabio, todo tiene una razón de ser y es por ello que durante el embarazo se preparó con unas reservas de grasa para poder cubrir los requerimientos nutricionales que están destinados a la recuperación y producción de leche materna, una parte de energía utilizada en la producción de la leche proviene de los depósitos acumulados especialmente durante el segundo trimestre del embarazo aunque gran parte de ella debe obtenerse a través de la dieta. Es una etapa en la que, por una parte, normalmente se debe perder peso y recuperar el peso anterior al embarazo, pero por otra, se debe mantener las necesidades nutricionales para conseguir una buena lactancia, ya que la calidad de la leche materna dependerá de la nutrición que lleves.
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Como sabrás, la lactancia materna tiene muchos beneficios para la salud de tu bebé, los niños amamantados tienen por lo menos seis veces más posibilidades de supervivencia en los primeros meses que los niños no amamantados. La lactancia materna reduce drásticamente las muertes por las infecciones respiratorias agudas y la diarrea, dos importantes causas de mortalidad infantil, así como las muertes por otras enfermedades infecciosas (OMS-The Lancet, 2000). Pero siguen las buenas noticias para mamá también, ya que con el simple hecho de amamantar estarás quemando aproximadamente 500-550 calorías al día desde la comodidad de tu cama, sillón o silla, esto equivale aproximadamente a 1 hora de ejercicio, por lo que llegar a tu peso será más rápido.
Algunos minerales como el hierro, calcio y yodo son fundamentales para esta etapa, es fácil obtenerlo de manera natural, para aporte de hierro procura incluir espinacas, hongos como champiñones y setas, perejil, guanábana, alubia, frijol, lenteja, etc. Y procura que esté acompañado de alimentos con vitamina C para mejorar su absorción como: acelga, brócoli, pimiento, fresa, mandarina, guayaba, limón, kiwi, mango, naranja, papaya, toronja, etc. Para el calcio podemos consumir diariamente: amaranto, chía, ajonjolí o sésamo, brócoli, col kale, almendras, etc. Y todo lo encontramos en algas marinas, avena, espinacas, huevo, champiñón, entre otros; procura incluir en tu dieta diariamente estos alimentos de preferencia crudo (excepto huevo) para asegurar los nutrientes para ti y tu bebé.
La leche materna contiene, de media, un 87% de agua y el contenido de ella varía según la hora del día. Durante una sola toma de lactancia, la leche del principio de la toma tiene un mayor contenido en agua y mantiene al lactante hidratado, mientras que la leche del final de la toma contiene de dos a tres veces más grasa que la leche del principio. Así que asegura tomar la suficiente cantidad de agua durante el día, aumentando si el clima es caluroso o tu sed se incrementa.
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Recomendaciones finales:
- Procura iniciar tu día con agua a temperatura ambiente o tibia para poner en marcha tu metabolismo.
- Limita el consumo de bebidas con cafeína, pues ésta puede pasar a la leche y provocar irritabilidad en tu bebé.
- Si tienes sobrepeso, evita dietas restrictivas ya que pueden provocar déficit nutricional. Es mejor moderar el consumo de alimentos altamente energéticos como azúcar y harina refinada y fomentar la práctica diaria de ejercicio físico. ¡Mantente activa!
- Abstenerse de consumir alcohol y tabaco es fundamental, además de los daños a la salud tuya y de tu bebé, podrían reducir significativamente el volumen de la secreción láctica.
- Recuerda elegir tus alimentos en función a su calidad y no a su cantidad; más vale un gran plato de ensalada fresca que 2 galletas o 1 dona.
- Si tienes antojo de algo dulce intenta consumir ciruela pasa, dátiles o alguna fruta dulce antes de golosinas o galletas procesadas, seguramente pasará tu antojo o al menos lograrás reducir el consumo de alimentos que no te nutren.
- Si tienes antojo de algo salado, seguramente faltan minerales, consume vegetales como pepino, jícama, zanahoria, etc. A modo de botana con un toque de limón.
- Disfruta cada comida y cada alimento que llega a tu boca, recuerda que no sólo se nutre al estómago sino también influyen los sentimientos y emociones a la hora de comer para que estos nutrientes lleguen a tu cuerpo y a tu bebé a través de la leche materna.
- Si tienes dudas sobre tu alimentación no dudes en acudir a un nutriólogo (a) para resolverlas y crear un plan personalizado de acuerdo a tus necesidades.
Este texto es una colaboración de Aida Apodaca y L.N Mariel Rose , gracias por sus letras para esta comunidad.