Masacre en Monterrey; un llamado de alerta a los padres
Federico decidió disparar a su maestra, sus compañeros y después darse un tiro. Esto ocurrió la semana pasada en Monterrey y ha sido un hecho que sacudió a todo México.
Me había costado dar mi opinión apartando mi lado visceral. Soy enemiga de juzgar la paternidad de otros, ser padres es muy difícil y vivimos bajo el constante escrutinio de la sociedad pero seré honesta, miles de cuestionamientos llegaron a mi como una forma de aterrizar mi sentir respecto a lo ocurrido; ¿Qué cosa tan terrible podría vivir un chico de 15 años para verse orillado a esto? ¿Dónde estaban sus papás? ¿Nadie noto su estado de depresión? ¿Qué pasa con estas generaciones? ¿Qué le espera a mi hija de 3 años?…al final del día estaba completamente saturada.
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Más allá de encontrar las respuestas, surgió en mi una terrible preocupación. La sociedad vive constantes cambios, basta ver la manera en la que información corrió con este tema. Las teorías, los rumores, los hechos y las realidades que vimos ir y venir en todos los medios; Legión Holk, Redes sociales, Bullying, un supuesto padre con gusto por la cacería y las armas, aislamiento, depresión, etc son solo algunos de los temas que se han puesto sobre la mesa. Todo para mí se engloba en dos temáticas que urge erradicar de nuestros entornos familiares; violencia y desconexión emocional.
El tema se debatió entre varios grupos de amigas y sí bien es cierto que la maternidad se vive por etapas y que cada una representa un reto, el objetivo de todas es el mismo; criar hijos sanos, adultos capaces de tomar buenas decisiones, prepararlos para un mundo en constante cambio y que vivan una vida plena, no perfecta pero sí estable. Lo anterior supone un reto y una responsabilidad muy grande, tenemos el enorme compromiso de criar ciudadanos capaces de respetar su entorno y a sus semejantes.
Como siempre lo he dicho; los principales problemas de un adulto se gestan dentro de la familia y en su infancia. Por esa razón es tan importante para mí, brindar a ellos una crianza respetuosa desde sus primeros años de vida. Quizá esto no nos garantiza que durante el camino nos perdamos, dudemos y nos cueste conectar con ellos en otras etapas pero hacer el esfuerzo por ser empáticos con ellos desde sus primeros meses nos podría dar las herramientas para leer a nuestros hijos y conocerlos.
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Ningún padre es perfecto, todos estamos expuestos a cometer errores pero lo más básico e importante es preocuparnos por su salud emocional. Un hijo respetado en casa, es un niño que respetará en la escuela, en el parque o dónde sea. No importa si está en la mejor escuela del mundo, si lo llevas de vacaciones dos o tres veces al año, si le das todo porque a ti te falto mucho, nada de eso es relevante si los estamos dejando solos en el aspecto más importante, eso no se aprende en la mejor escuela del mundo.
No voy a juzgar a los padres de Federico, aunque mis primeras reacciones fueron juicios e interrogantes, no soy nadie para hacerlo pero soy humano y eventualmente hago juicios a la ligera. Después de replantear varios días, noté que esos juicios más bien eran preocupaciones, me cuesta aceptar que vivo en una sociedad dónde la violencia está tan normalizada que creemos que lo que hizo falta en esa familia fue mano dura o un chanclazo, lo leí tanto en comentarios de las notas, que me preocupa que ante un hecho tan estremecedor, creamos que la violencia se mitiga con más violencia.
No perdamos el enfoque y comprendamos que la familia es un engrane que forma parte de una sociedad y es indispensable que como tal; cambiemos la mirada, veamos desde otra perspectiva y pongamos en acción nuevas estrategias para abordar a las futuras generaciones de adultos.
Una buena amiga dijo; “Más allá de juzgar hay que proponer”.
Tomé unos días para pensar que puedo proponer e hice un pequeño listado;
- No se nace sabiendo ser padres, aprovechemos la era de la información a nuestro favor y aprendamos a serlo con ayuda de herramientas que nos aclaren la perspectiva; cursos, talleres, libros, etc. Aun así no es una receta de cocina, pero a medida que tengamos más herramientas podremos reaccionar mejor.
- Erradica las prácticas violentas de casa
- Ten apertura al cambio, ya no podemos criar como antes en un mundo que constantemente evoluciona
- Sé un padre presente, que tu trabajo o vida social no se conviertan en prioridad
- Demos alternativas a nuestros hijos para que su día no pase frente una pantalla
- Nunca etiquetes a tus hijos, ni tires la toalla con ellos. Habla sobre sus acciones y no lo juzgues, oriéntalo
- Es un hecho, un niño no debería tener acceso a las rede sociales. La edad para usarlas la establece cada plataforma
- Demos tiempo en calidad y cantidad
- Opta por el respeto sin acercarte a la delgada línea de la permisividad
- Define tus valores y sé ejemplo de ellos
- No los acerques a la violencia con juguetes, vídeo juegos o programas nocivos para su edad
- Comunícate y escúchalo
Las propuestas podrían ser muchas y estas vienen desde mi sentir de madre, de algo que me dispongo a accionar en casa. Es un aporte grande a mi hija, a mi familia y quizá algún día a la sociedad. Es un reto que todos los días podemos poner en práctica y que lo vale.
Estos días la información ha frenado un poco, pero algunas de las opiniones y aportaciones que se dieron fueron muy valiosas, en particular una;
“Hay que revisar las mochilas de sus hijos…y de paso revisas sus sentimientos, necesidades, sus dolores, sus miedos, sus malestares físicos y emocionales”
En una sola frase y en una acción, se resume todo; conéctate con ellos.