El amor de una madre como ningún otro
El amor de una madre como ningún otro
La maternidad es una montaña rusa; ese golpeteo de las llantas pegando en los rieles, es el embarazo, estás nerviosa y llena de emociones. Después todo se detiene un segundo, sientes el viento en la cara, respiras, no sabes si abrir o cerrar los ojos y todo comienza a una velocidad única. Cada subida y bajada las sientes en el pecho, estás emocionada lo disfrutas pero sigues nerviosa, no quieres que termine, entonces decides levantar las manos y abrir los ojos para no perderte de nada. Te entregas y te dejas llevar, así es la maternidad, así se siente ser madre.
Esa combinación de emociones, se vuelve tu estilo de vida y es una realidad que cuando tienes a tu hijo por primera vez en brazos, conoces tu verdadera capacidad de amar.
¿Cómo es el amor de una madre?
- Infinito; solo siendo una podrías entenderlo. La belleza radica en oler el aroma dulce de su piel, sentir su piel suave y nueva, reconocerlo como parte de ti y reconocerte en su mirada.
- Noble; pues eres capaz de arrodillarte ante unos pequeños pies para colocar un par de zapatos. Aprendes a perdonar a tu hijo después de un berrinche, te enfocas en abrazarlo y hacerle saber que estás ahí. No existen rencores.
- Es grande; pues después de un día difícil eres capaz de secarte las lágrimas y seguir entregándote sin esperar nada a cambio más que una mirada sincera y cuando parece que ya lo has dado todo exprimes tu alma y das más.
- Incondicional; a una madre le complace saber que para su hijo ella es su mundo, que siempre la prefiere a ella dentro de toda la gente, que solo en sus brazos encuentra consuelo, que aunque pasen los años siempre volverá en busca de una palabra de aliento porque ella es la raíz de su alma.
Ser madre no es solo una cuestión física o biológica, es algo sublime y espiritual, algo que te conecta más allá de un lazo de sangre pues solo una madre conoce tanto a su hijo que pareciera que tiene la capacidad de leer sus pensamientos.
No se puede comparar el amor de madre con ningún otro porque cada amor es distinto. Lo que sí me atrevo a afirmar es que ese amor es inquebrantable por eso lo hace único, es algo que siempre nos vincula a la primera persona que tomo nuestra mano.
No se ama a un hijo por obligación se ama porque es una parte de ti, porque así lo sientes, porque ese amor nace con tu hijo o desde antes. No importa quién sea o como sea, el amor que hay entre una madre y su hijo no tiene fecha de caducidad.
Este sentimiento te transforma, te hace más empática con el mundo, te convierte en un ser bondadoso, te da la oportunidad de reconciliarte contigo misma para amarte y poder dar amor.
No importa si crees o no en Dios, estoy segura que detrás del amor de una madre hay algo muy poderoso, algo más grande que nosotros. El amor de una madre sin duda, es como ningún otro.
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