Mamá sí tiene derecho a quejarse

Somos muy afortunadas, es un hecho. Ser madre es el mayor privilegio de una mujer, desde el primer día que lo tienes en brazos sabes que has tomado la decisión correcta.

Empiezan a correr los días; el cansancio llega, te duelen los pezones por la lactancia, no sabes aún interpretar el llanto de tu hijo, no duermes, etc. Empieza lo que ahora es tu nueva vida, ser madre.

No es fácil, nadie dijo que lo sería pero ya no aguantas más y te sientas en la cama a llorar y quizá con tu hijo porque ya no sabes cómo calmar su llanto o el berrinche y justo en ese momento llama tu madre o una amiga y sueltas la bomba; “estoy agotada, ya no puedo más, esto es  muy difícil, no sé que estoy haciendo mal”. Cuelgas el teléfono, recuperas el aliento y sigues. SIEMPRE SIGUES. 

 

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Hace poco leí un texto que invitaba a las madres a no quejarse, me pareció sumamente injusto hacer la supuesta recomendación basándose en culpas, juicios, tragedias, comparaciones  y demás. No se vale, las madres somos vulnerables a ese tipo de textos pues de inmediato nuestro cerebro activa el chip de culpas.

Mamá; se vale QUEJARSE. Es muy humano hacerlo cuando estás en una situación complicada. A mí no me gusta andar por ahí pretendiendo que mi maternidad es color pastel, que mi hija es perfecta, que todo el día estoy con la sonrisa en la cara y que duermo con esa misma sonrisa. No, no soy perfecta, ni mi hija un modelo a seguir. Somos humanas y hemos aprendido a prueba y error.

A mí, quejarme me hace liberar estrés, me hace sentir real y humana, me ayuda para re cargar baterías. Entonces, si no nos quejamos ¿qué? ¿Nos volvemos una bomba de tiempo?. Quejarnos no nos hace malas madres, no quiere decir que no amamos a nuestros hijos, ninguna de esas dos cosas se deben poner a discusión.

Las madres no nos damos permiso de decir nada malo de nuestra maternidad y mucho menos de nuestros hijos, solo por el temor de esa horrible etiqueta de «mala madre». Entonces nos limitamos hablar de lo bueno, así damos gusto a todos de vernos como la esposa, madre y mujer del año. Aunque por dentro estés que echas fuego.

Perdón si no horneo galletas con una sonrisa de oreja a oreja y mi delantal coqueto, a mí me gusta ser yo y eventualmente decir que la maternidad es dura, porque así es.

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Hay mujeres que no pueden tener hijos, también las que han perdido alguno, hay algunas que tienen 3 o 4 y quizá tengan más trabajo pero las situaciones personales no deben comprarse con nada ni con nadie. En la vida, cada quien vino a librar sus propias batallas y no podemos minimizar ninguna situación por simple o compleja que sea y mucho menos, podemos pensar de forma negativa «no me voy a quejar porque qué tal que le pasa algo a mi hijo» y entonces vivimos con culpas, con miedo y fingiendo.

Si te quejas no eres una mala madre , eres una madre real y auténtica. Ok, lo mejor es no quejarse con el hijo eso no lo haremos, no le diremos; “Estoy agotada de ser mamá”. Para quejarme yo cuento con una amiga maravillosa que es igual de irreverente que yo y que ama intensamente a su hija también. Quejarse es un comportamiento tan humano que difícilmente podemos eliminar. Hacerlo eventualmente NO TIENE NADA DE MALO y tampoco te convierte en mala, sacrificada o quejosa. Tampoco lo vas a volver tu estilo de vida.

Cuando te quejas de algo, haces catarsis, te liberas, recargas pila y a las pocas horas abrazas, besas y amas a tus hijos.

Mamá tiene derecho a quejarse por una simple razón; es humano y que no se nos olvide.

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Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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