Los padres de hoy
Para los padres también es todo un tema conciliar su carrera con el hogar, y también cargan con algunos juicios acerca de su rol. Cuando nace un hombre la sociedad le asigna las etiquetas de; “hombre de la casa” y “proveedor”, ellos la asumen como tal y cuando tienen su propia familia saben que eso, es lo que les “toca”(por así decirlo).
Los tiempos han cambiado y las casas donde el hombre es el único proveedor cada vez son menos. Algunas mujeres salen a trabajar pues la economía no permite lo contrario y otras cuantas lo hacen por proyección profesional.
Comparado con antes, los padres de hoy se empiezan a involucrar más en la crianza de los hijos, se interesan por temas relacionados a esto y ejercen paternidades más activas. Antes era impensable que un padre llegara a casa a jugar, cambiar pañales o lavar los platos de la cena, en estos tiempos ya lo vemos en muchos hogares. Pero pareciera que una parte de la sociedad no está preparada para esto, que algunas personas desaprueban estos nuevos roles y mantienen vivos esos fantasmas machistas que en sociedades latinas, son difíciles de combatir.
Un padre que asume las responsabilidades de la casa y de los hijos, se convierte en un héroe para algunos y un mandilón para otros, ninguna de las dos etiquetas es lo ideal.
Los hombres se señalan entre ellos si en el grupo, hay uno que cancela las cervezas de la noche porque el hijo está enfermo. Algunas abuelas se incomodan si ven que su hijo está cuidando de los nietos mientras la madre no está, acusan de desobligada a la mujer que permite que el hombre, cambie un pañal o bañe a los hijos. Definitivamente hay círculos donde no están preparados para la nueva paternidad, incluso nosotras mismas no lo estamos a veces. Es muy común quejarnos de la poca participación del esposo pero sin darnos cuenta, nosotras a veces lo propiciamos. Los tratamos como un hijo más, que es incapaz de hacer las cosas como yo quiero que salgan. Somos algo controladoras cuando se trata de los hijos y el hogar.
El padre y la madre tienen forzosamente que ser un equipo, a medida que lo propiciemos podremos vivir una paternidad más efectiva y afectiva. Debemos ver nuestros nuevos roles como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje para ambos, darnos la oportunidad de delegar y confiar en ellos y su capacidad de paternar. Uno es el equilibrio del otro E ir de la mano debe ser un compromiso mutuo.
Te cuento ;
En casa, papá lleva a al ballet a Torbellino una vez a la semana y otro día, lo hago yo. Sí, una vez a la semana se sienta en una silla rodeado de niñas vestidas de rosa y de madres. Juega a las muñecas o a la comidita, se viste de rosa para combinar y sabe peinar. Lo hace rompiendo con todo el estereotipo de un macho y lo mejor, es que no le importan esos patrones y tampoco preferiría jugar al fútbol. El sexo de nuestra hija no tiene nada que ver con su masculinidad.
Hemos dividido las tareas de nuestra paternidad en forma equitativa y aunque a veces a mí me cuesta soltar algunas actividades, hago el esfuerzo pues sé que de eso depende que ella genere un vínculo con el también. Cuando uno de los dos tiene algún compromiso, el otro toma el control de casi todo. Así ha sido desde que nos subimos al barco juntos y por voluntad propia. Cada cita con el ginecólogo, con el pediatra, cada vacuna y en todo momento importante ha estado él.
La rutina está muy bien establecida y distribuida; por la mañana yo preparo el desayuno, y él cambia a la niña, él la lleva y yo voy por ella, él se va a trabajar y yo me quedo a organizar la casa. Por la tarde jugamos juntos con ella y por la noche él la baña, yo la cambio y la llevo a dormir. Cuando ella duerme, tenemos el tiempo libre para hacer lo que le plazca a cada quien o juntos.
No, mi esposo no es un héroe pero sí es un excelente y amoroso padre. Me gusta reconocerlo pues creo que es importante darle valor, no por aprobación, más bien por motivación. Yo no soy menos madre por dividir las tareas y él no es menos hombre por hacer su parte.
Ya mucho se ha dicho que también es obligación y responsabilidad de ellos y sí lo es, pero es válido reconocer su esfuerzo como es reconocido el nuestro. A ellos también les cambia la vida, ellos también hacen sus propias renuncias y también aman a los hijos, igual que nosotras.
Los padres de hoy conectan, portean, crían, ríen, juegan, lloran, lavan platos, trabajan y asumen todo lo anterior como parte de su compromiso con la familia. Insisto, sí es su responsabilidad pero también lo hacen por convicción y amor.
PD; Hoy festejo al héroe anónimo detrás de Mi vida de madre, algunas cosas que ves por acá han sido por su apoyo técnico y sobre todo su por amor incondicional.
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