El maravilloso placer de ser madre
El maravilloso placer de ser madre
La noticia de ser madre te roba los tres minutos más largos de tu vida; sentarte, tomar esa caja, el instructivo y mirar el reloj, notar que solo ha pasado un minuto y la espera se prolonga, de pronto aparece una segunda rayita, vuelves a leer el instructivo, vas a ser madre; ríes, lloras, te abraza el miedo, la incertidumbre. ¡Las copas de vino que tomé este fin! ¿Le hará daño? A partir de esos tres minutos comienzas a vivir un mar de emociones…empieza el viaje.
Ser madre es pedir cada noche que tu hijo nazca bien, que tú embarazo sea sano; que tenga una vida larga a tu lado. Temer más que nunca al tiempo y a la muerte. Es imaginar su rostro mientras acaricias tu vientre. Cantar canciones infantiles que ya no recordabas. Poner a Mozart para que sea más inteligente. Seguir mil páginas de maternidad para aprender. Ver embarazadas por todos lados y notar que hay más de las que pensabas, solo que antes pasaban desapercibidas; identificarte con ellas y sonreírles en el súper mercado.
Ser madre es vivir en una constante dualidad de sentimientos y pensamientos: quieres ver su rostro pero te da pánico pensar en el parto. Es llorar en la semana treinta y cinco porque parece que el cuerpo se rompe en veinte piezas y no sabes si todo volverá a la normalidad. Es desear la semana cuarenta sin saber que después de ahí viene la parte más retadora; aún así sueñas con el momento en el que tocarás por primera vez su mano.
Ser madre es esperar su llanto al nacer, pero llegar a casa y sentirte abrumada por él; es conocer a tu hijo poco a poco, conocerte a ti misma en tu nuevo rol; mirarte en el espejo y notar que tu vida no será la misma. Es vivir el maravilloso oleaje de hormonas. Mirar a tu hijo con los ojos llenos de lágrimas porque ahora en ti habita más amor del que alguna vez imaginaste. También es llorar de angustia, de miedo y dudas.
Ser madre es cruzar cada meta, salir victoriosa de ella para entrar de lleno a un nuevo reto. Aplaudir sus logros y saberte parte de ellos. Es sentir nostalgia y alegría cuando los ves gatear, caminar; después correr y notar que su niñez está pasando muy rápido. Es querer regresar corriendo al colegio porque se quedó llorando y tu corazón no lo soporta, es aceptar que crecer es inminente.
Ser madre es mirarlo a los ojos y saber que en él habita una parte de ti. Es verlo crecer y poco a poco reconocerte en su cuerpo: tus gustos, tus gestos, tus manías y hasta tus defectos. Es amar hasta los huesos, ser fuerte aunque a veces por dentro te quiebres. Reír hasta las lágrimas, perdonar, olvidar y dar. Es honrar a tu propia madre y entenderla.
Ser madre es enfrentarte al tiempo que a veces es cruel, ver cómo pasan los años, mirar en tu cabello algunas canas, entender que un día no estarás y que al final la mejor herencia será tu tiempo, consejos y amor. Ser madre es una forma de trascender y construir un legado para las tuyos.
Ser madres es saber todo esto y entregarte día a día al divino goce de maternar.
Mis amigas blogueras y yo nos unimos para esta celebración, quédate a leer.
Comments (6)
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Bebeca
que hermosa pagina que honor como mama poder entrar aqui y conectarme con su escritora donde nos hace recordar las veces que hemos sido mamas y volver a recordar esos momentos maravillosos en cada etapa que con nuestros hijos hemos compsrtido.muchas gracias pir tanto amor y tenura en tus letras .un abrazo de una mama para otra mama..bendiciones
Paola
El honor es mio, gracias por leer
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