Lo terrible, no es tan terrible.

Cada etapa de nuestros hijos es maravillosa, única e irrepetible. Cada año llega lleno de emociones, sensaciones  y experiencias nuevas. Es inevitable sentir nostalgia cuando los vemos crecer y ser cada vez más independientes. Disfruta cada etapa a su lado, abrázalos, bésalos, juega y aprende de ellos porque el tiempo vuela….

Te comparto una colaboración con mi colega Sonia Ramírez.

Este noviembre,, celebramos el cumpleaños número 3 de nuestra hija. Se cumplieron tres años de su llegada y también 3 años de ser padres. Un parteaguas en nuestras vidas. Tres años de ser mamá, de aprender y equivocarme, de intentar, de inventar, de descubrir sentimientos, miedos y otro sentido a la vida que no había experimentado.

Según los doctores a los 3 años dejan de ser oficialmente bebés y se convierten en niños, aún de primera infancia, pero niños. Y sinceramente creo que aunque tenga, 13 o 30, siempre seguirá siendo mi bebé. Pasaron los “terribles dos” y ahora creo que vendrán los “terribles 3, y los XV”, etc. Sólo pido que sean muchos años más: para ella de seguir creciendo, y para nosotros sus papás, de verla crecer.

Este cumpleaños número 3 me puso a reflexionar sobre nuestro camino juntas y mi proceso como madre. Cuando volteo hacia atrás veo las etapas que hemos trascendido y los momentos que hemos pasado. Las preocupaciones y miedos a la distancia, ya no parecen tanta cosa. Por ejemplo el miedo a que se cayera o golpeara, a pelearle las uvas para que no se ahogara, al primer día de escuela, y a esa etapa de los “terribles 2”, hoy ya no parece tan terribles.

cumple3

¿Quién le puso ese adjetivo de “terribles”? Entiendo que la persona que nombró así a esta etapa, fue con la buena intención de hacernos saber a las madres que sólo es una etapa más de nuestros hijos, de cambios y aprendizajes. Pero algo que he aprendido en estos tres años, tan largos y al mismo tiempo tan cortos, es que antes de aprender de mi hija, tengo que aprender de mí. Cómo enseñarle a nombrar, reconocer y manejar sus emociones, si antes no conozco las mías.

Ahora después de 3 años, sé que lo “terrible” no es tan terrible, o al menos no siempre será terrible. Sé que aunque la etapa de bebé terminó vendrán nuevas etapas con nuevos retos, nuevas equivocaciones, y también nuevos aciertos. Vienen nuevos miedos y descubrimientos, y espero vengan más conforme mi hija vaya creciendo y pasen los años. Pero sé que el día de mañana, dentro de algunos años, veré a la distancia esta nueva etapa que hoy inicia de niña, y nos sentiremos orgullosas de haberla trascendido y haber aprendido de ella, y estaré feliz de saber que di lo mejor de mí, con todos sus aciertos y errores.

Author: Mi vida de madre

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