Semana Santa y Pascua ya están aquí y son sinónimo de vacaciones, obvio.
Ahora que eres madre tus vacaciones ya no son; playa, sol y piña colada.
Ahora son; mucho bloqueador, alberca, juguetes, cambios de ropa húmeda, siesta del bebé (no tuya), más bloqueador, más alberca, comidas del bebé, bloqueador otra vez, teta o bibi, pañales, bloqueador una vez más.
En estas fechas hay muchas familias que aprovechan los días de asueto y se embarcan a su destino. El concepto de la palabra «vacaciones» cambia por completo en cuanto nos convertimos en madres. Ya lo hemos dicho muchas veces, nada vuelve a ser igual y este tema, no se salva.
Desde que tomas la valiente decisión de salir con tus hijos empieza la aventura.
¿Pero en qué cambia?
Destino;
Definitivo, eliges un lugar para ellos. Antes, pensabas en tu diversión y ahora se trata de la de ellos.
El trayecto;
Te preocupas por llevar lo suficiente y entretenerlos. Antes llevabas un libro y un buen playlist para el camino.
Equipaje;
Hacer y cargar maletas para todo el regimiento. Antes, te dabas el lujo de viajar ligera.
Por si acaso;
Viajas con un sinfín de cosas pensando en que puedes necesitarlo y te preocupa que cualquier eventualidad te agarre desprevenida, así es que llenas tu maleta de «por si…». Antes tomabas tus lentes oscuros y un sombrero y con eso era suficiente.
Bloqueador;
Capas y capas de bloqueador, te preocupa que tus hijos se asoleen de más. Antes, dejabas de lado el bloqueador y usabas bronceador para agarrar un buen color.
Asolearte;
Gorras, trajes de baño con protector UV, correr a tras de ellos con algo de comida, más bloqueador, quitar ropa húmeda, uff. Antes, te acostabas en la playa y podía rodar el mundo. Ni que decir del horrible paño, ahora usamos una capa enorme de protector.
Comida;
Buscar qué es lo que le gusta a tu hijo, que hagan sus tres comidas, algunos snacks. Antes, comías lo primero que encontraras y con toda tranquilidad.
La alberca y el mar;
Pasar dentro del agua hasta que se te arruguen los dedos pues al primer intento de salir tu hijo lo impedirá. Antes, entrabas y salías a tu gusto.
Tu habitación;
Ese cuarto de hotel se vuelve una extensión del desorden tu propia casa. Antes, mantenías el orden de tus trajes de baño y de lo que usarías para salir por la noche.
Las noches;
Muerta, terminas agotada. Antes, ponías un poco de música y te acompañabas de una cerveza para arreglarte pues la noche era larga, salías a bailar.
¡Todo, TODOOO cambió!
Las vacaciones ya no son lo de antes, tal vez llegarás cansada de esos días y con maletas llenas de ropa sucia pero con el corazón feliz de ver a tus hijos correr de un lado a otro, de ver sus caras de emoción cuando brincan en el agua, sus rostros de novedad por conocer nuevos lugares. Y aunque resulte agotador, llegarás feliz de haber vacacionado con tus críos y lo volverás a repetir cada que sea posible pues en su felicidad encuentras la tuya.
Sí, las vacaciones parecen un caos y ya no son lo mismo, ahora son mejor.