¿Tu hijo no obedece?

Hoy empiezo con esta frase;  

“Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros”

¿Crees que tu hijo es desobediente?

Veamos…

  • Despierta a la hora que crees conveniente
  • Va a la escuela, quizá a veces se queje pero ¿Quién se levanta a tempranas horas sin replicar un poquito?
  • Desayuna, come y cena lo que consideras sano para él/ella
  • Usa la ropa que a ti te gusta
  • Tú marcas los tiempos de juego y cuando es el momento de dejar de jugar
  • Va a la regadera cuando tú decides
  • Se va a la cama cuando crees conveniente
  • Va contigo a la calle sin preguntar o cuestionar
  • Va a fiestas, parques de diversión, playgrounds cuando tú puedes y quieres
  • Toda su rutina la decidiste tú
  • Elegiste una actividad extra curricular para ir por las tardes

Podemos sumar más cosas que por ahora decidimos por nuestros hijos, por supuesto que es nuestro papel guiarlos y  tomar las decisiones, es  lógico y  esperado pero a veces somos injustos. Apenas el niño decide que no quiere comer la sopa de verduras y prefiere una salchicha, en automático lo convertimos en un niño sin límites, grosero, voluntarioso y lo destinamos al fracaso emocional porque no acepta negativas.

En lo particular, me preocuparía que mi hija hiciera todo sin decir ni pío, que no tuviera sus propios gustos,  no intentara tomar alguna iniciativa o decisión, que no tuviera voluntad propia, eso me asusta más. ¡Es natural tener pensamientos propios! Lo que es bien visto en un adulto es desaprobado en un niño, pareciera que ellos llegaron a este mundo únicamente a ser adiestrados, sin ser respetados y mucho menos  comprendidos.

Se dice que un niño debe tener límites y estoy de acuerdo pero cuándo los límites llegan al grado del autoritarismo coartamos el desarrollo emocional y social de nuestros hijos;

¿Cómo aprenderán a decidir si no se lo permites y siempre impones?

¿Cómo aprenderán a negociar si no eres flexible ante sus solicitudes?

 

Cuando damos una negativa estamos marcando los famosos límites, esto permite que los niños conozcan las reglas y se topen con la frustración, pero si constantemente los enfrentamos a ella ¿Cómo aprenderán a validar sus propias necesidades y empatizar con las ajenas?

Por otro lado, vivimos anulando su experiencia subjetiva, por ejemplo; tu hijo insiste en que ya no tiene hambre y lo obligas a comer, en ese momento estamos ignorando lo que siente. Si te dice que tiene calor e insistes en abrigarlo, lo anulas. No se trata de que salga al Polo Norte sin chamarra, se trata de escuchar, explicar y negociar; «Ponte el abrigo, cuando lleguemos a …. te lo puedes quitar»

Si luchamos constantemente contra sus necesidades a la larga tendremos un niño lleno de frustración y rabia ya que  sus emociones jamás fueron tomadas en cuenta. Cuando cedes, lo escuchas y negocias, no estás siendo un padre permisivo o blandito, tampoco estás perdiendo autoridad o respeto por el contrario, estás enseñando a tu hijo estas cualidades.

Tu hijo no es malo si un día quiere el vaso verde en vez del azul, tampoco lo es si no quiere usar ese pantalón, mucho menos si llora de forma desbordada porque no se le compro un dulce, tampoco está midiendo tu tolerancia o tus límites, simplemente está madurando, experimentando su necesidad de decidir y conociendo sus emociones. El cerebro de un niño no funciona como el de un adulto (te explicaré más adelante) 

Haz una lista de todo lo que tú hijo hace y que tú decidiste, compárala con la decisiones que le permites tomar al día y notaras que tu hijo no es desobediente. Seamos más justas con ellos. Todo lo que hacemos es por su bien,  pero nosotros marcamos la pauta así que es injusto etiquetarlos durante su valioso proceso de maduración.

En vez de etiquetarlo: 

  • Ayúdalo a decidir siempre lo mejor; ofrece opciones para que aprenda a decidir
  • Sé clara con tus límites; que sí es posible y que no
  • Enséñale a negociar
  • No minimices sus sentimientos, es un humano como tú
  • Considera que tiene el mismo derecho a sentir; frustración, enojo, alegría, tristeza, ira, tener un mal día,  etc.
  • Ayúdalo a manejar sus emociones
  • Elige tus batallas; ¿Vale la pena pelear por el color del vaso?
  • Dile de forma simple qué esperas de él 

Retomando la frase con la que empecé, te sorprenderá saber que la escribió “Ciceron en el año 104 AC.

Los niños de hoy sí son diferentes, el cerebro humano evoluciona pero eso no quiere decir que ahora sean malos. Los percibimos así pues nuestros sistemas de crianza son los que no han evolucionado, seguimos aferrados al pasado y como leí por ahí; «es imposible criar niños en un mundo que ya no es como antes»

 

 

Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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