¿Serás madre? Quisiera decirte algo…

Cada que veo la noticia de un nuevo embarazo o una madre recién nacida siento la necesidad de abrazarla,  decirle que todo estará bien, no porque no lo vaya a estar sino por el hecho, de que la maternidad es una montaña rusa a dónde hay que subirse con los ojos cerrados, sin pensarlo mucho y levantando los brazos para sentir todas la emociones que trae consigo.

Siento la necesidad de decirle que está por empezar la aventura más hermosa de su vida y que sí bien es cierto que la maternidad es dura, también es la experiencia más maravillosa y reveladora que tendrá en su vida.

Quisiera decirle que el embarazo tal vez sea cansado pero será más cansado cuando tenga a su hijo en brazos y aunque sea así; se sentirá única, poderosa y sorprendida de la capacidad de crear y lo fabuloso que es su cuerpo. Cuando sienta el primer movimiento de su hijo valdrán la pena las náuseas. Cuando ese hijo responda a los estímulos o a la voz de su madre valdrán la pena los kilitos. Cuando vea su rostro por primera vez, el dolor de parto o de una herida de cesárea se olvidará.

 

Siento la necesidad de decirle que el puerperio es duro y traicionero, que las hormonas le nublaran la vista pero que cuando todo eso pase, se dará cuenta de lo maravilloso que es lo que está viviendo. Me gustaría decirle que quizá la lactancia sea difícil pero que después, cuando la haya establecido será el mejor regalo que podrá darle a su hijo y que si opta por la leche artificial no sienta culpa, que tome a su hijo en brazos y lo alimente con el mismo amor pues eso no la hace menos madre.

Que jamás sentirá tanto miedo, ni tendrá tantas dudas pero que en su instinto encontrará todas las respuestas que necesita. Se verá envuelta en la rutina de pañales y leche, sin darse cuenta pasarán los meses y poco a poco será una experta en el tema de la maternidad pero que aun así, cada día aprenderá algo nuevo.

Quiero que sepa que llorará; conocerá esas dualidades con las que vive una madre, que tal vez un día lo haga de desesperación, confusión o cansancio y quizá al otro día solo por mirar a su hijo y saber lo grande que es ese amor. Me encantaría que supiera que NUNCA sentirá tanto amor, ni se sentirá tan amada.

Que alguien confía en ella y que para alguien es su mundo. Sentirá que los desvelos han valido la pena cuando su hijo la mire a los ojos y sepa que no hay nadie más que ellos. Que aunque prepare la sopa con amor y su hijo decida no comerla, tirarla al piso o  jugar con ella, no importará pues él la mirará cubierto de sopa y sonriendo, en ese momento sabrá que valió la pena cocinarla.

Quisiera que sepa que aunque su vida social, sus amigas y sus prioridades hayan cambiado, nunca se arrepentirá cuando vea esos primeros pasos y escuche a su hijo pronunciar «mamá» por primera vez. Y aunque quede poco tiempo para arreglarse, es hermosa por traer un hijo prendido a su cuerpo. Aunque extrañe comer caliente, bañarse sin prisa, leer, o el tiempo a solas con su pareja, aun así, jamás cambiará nada por su vida de antes porque ahora es mejor, es ella misma pero siendo madre y haciendo el trabajo más hermoso del mundo.

Siento la necesidad de decirle que no estás sola, que somos muchas las que vamos en este camino maravilloso, único y espectacular.

Así es y será tu maternidad.

Bendita tú que has dado o darás vida.

Author: Mi vida de madre

Share This Post On