Ser madre duele

Ser madre duele. Duele cuando pasan los meses y tu regla llega, no haces más que pensar en lo feliz que serías si tu cuerpo hospedara a un pequeño ser.

Duele cuando después de un positivo, te tienes que despedir de la idea  porque tu cuerpo y tu corazón no se han sincronizado.

Cuando al fin Dios envía a alguien para ti y pasan los meses duelen las agruras, la espalda y los pies, que alcanzan un tamaño inimaginable pareciera que caminas sobre nubes pero con el peso de acero en los hombros.

Duele cuando tu cuerpo se parte en dos para que una pequeña cabecita se asome para abrir camino a la vida.

Duele el postparto, y duelen las tetas.

Duele el corazón cuando te metes a la regadera con tu hijo para bajar la fiebre, duele cuando se cae y untas algo de árnica. Duele cuando prefiere a papá o huye de tus brazos porque tiene prisa de jugar. Duele cuando sientes que no puedes más y sacas fuerza y entereza de lo más profundo de tu cuerpo.

Duele cuando lo llevas a la puerta de la escuela y ambos se secan las lágrimas.

Te alegra verlos crecer pero duele soltarlos al mundo y no se necesita vivirlo para saber que también duele el día que se van y hacen sus propias vidas.

Duele porque nadie dijo que sería fácil, porque lo más bello requiere de más esfuerzo, porque vale la pena vivirlo una y otra vez. Nuestro cuerpo es tan sabio que no registra el dolor y estás dispuesta a  una segunda vez pensando en un hermanito.

La maternidad  duele pero también te da un sin fin de satisfacciones para recompensar ese dolor en el corazón y el cuerpo. Basta con mirar sus ojos brillantes y su sonrisa radiante para saber que todo vale la pena, tocar esa piel suave y tomar esa pequeña mano para saber que es ahí donde perteneces.

Es suficiente con sentir cerca su respiración agitada por la noche o con tomarlo en tus brazos y estrecharlo contra tu cuerpo para saber que de ahí provienes y que se amolda perfecto a tu alma. Te basta con cargarlo cerca de tu corazón y que los latidos se sincronicen.

Todo eso y más, es suficiente para saber que aunque duela ser madre, es todo un goce en la vida.

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Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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