Mi hija sí es una princesa

Me gusta el feminismo, me gusta su forma de percibir a la mujer y como el movimiento lucha por la igualdad de derechos. Me gusta que se esté construyendo un camino sólido para el futuro de mi hija. Cuando sea mayor, le hablaré de como fue el trayecto; de las grandes luchas, de las batallas que se fueron ganando y como las mujeres nos fuimos empoderando de nuestro sexo , como fue que nos liberamos de los estereotipos y lo difícil que ha sido . Pero hay algo que también quiero contarle a mi hija: de cómo jugábamos usando vestidos de princesa, que tenía una colección grande de muñecas, que nos sentábamos a ver Frozen y lo disfrutábamos. Porque una cosa es el feminismo y otra la ilusión y la fantasía,  para ser feminista no necesitas renunciar, ni alejarte de eso que las niñas disfrutan.

Últimamente la palabra de princesa se ha ligado a un concepto antifeminista y de debilidad pero creo que caer en lo radical o en los extremos no es lo mejor, al menos no para mí. Creo que una mujer puede ser fuerte y destacar en todo sin perder su esencia o su femineidad. Jamás podremos compararnos con el sexo masculino, siendo franca no me gusta competir con hombres, cada sexo está diseñado a su medida, la naturaleza nos proveo de diferentes capacidades físicas y emocionales.

Hace tiempo a mi hija le regalaron un hermoso vestido de princesa con corona y demás, me preguntaron si había problema y por supuesto respondí que no. Para mí lo anterior no es problema, me queda completamente claro que muchas de las cosas que mi hija hace las hace por repetición o por jugar y eso no significa ni la predispone a un futuro. Los niños saben y tiene la capacidad de identificarse con los de su mismo sexo, es por eso que a ella le gustan los vestidos rosados, el maquillaje de mamá y ¿por qué no? Si hay niños y carros también juega, el mundo de ellos no es negro o blanco.  No quisiera limitar su imaginación diciéndole que no debería jugar con muñecas y que las princesas no son reales, algún día tendrá la capacidad suficiente para darse cuenta que todo es parte de una fantasía, tampoco hablaremos del príncipe azul pero sí del amor pues algún día lo conocerá, no esperará que llegue en un caballo blanco, pero estoy segura que lo va a vivir y  aunque yo me resista lo va a idealizar. Quiero que viva todo lo que a ella le haga feliz y que disfrute cada etapa.

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A mí me encanta verla radiante en un vestido de Princesa Sofía o en uno de Elsa pues a ella le hace feliz usarlo y ver la película millones de veces, es parte de su infancia. Una princesa puede ser atlética, fuerte, valiente, inteligente y femenina, todo a la vez.

Crecí viendo películas de princesas y nunca me he sentido una, no espere un príncipe azul, y jamás he creído en el “felices para siempre” pues después de esa frase hay mucho más. Mi madre jamás vio con malos ojos que yo quisiera ser Cenicienta a mis 6 años, nunca intento alejarme de ese concepto y me considero una mujer fuerte y femenina a la vez, ¿Por qué alejaría a mi hija de eso?, ¿Por qué le negaría el gusto de ponerse un vestido de colores brillantes y una corona? ¿Cómo le explico a sus 3 años la razón por la que no debería usarlo?

Mi hija es una niña alegre, bella, inteligente, con una memoria envidiable, con una capacidad de retención impresionante,  una habilidad maravillosa para expresarse y también, es una princesa, porque cada mujer puede ser lo que quiera ser mientras conserve su esencia y siga siendo ella misma.

Mientras yo lucho por la causa «Ni una menos» que ella juegue con sus disfraces de Elsa pues es una NIÑA, cuando tenga edad suficiente estoy segura que habremos ganado esa batalla y no tendrá que preocuparse por lucharla, quiero creer y ser optimista pero por ahora que disfrute de su infancia. 

Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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