Madres que trabajan fuera vs madres que trabajan en casa

Pelaran de dos a tres caídas, sin límite de tiempo…

En esta esquina, las madres que trabajan y en está otra las madres que, “no trabajan”. Esto ha sido una lucha de 2 a 3 caídas y sin límite de tiempo. Nos subimos al ring y defendemos cada quien su posición, cada una desde su esquina, sin llegar a la mitad del cuadrilátero. Un tema ya muy visto en las famosas “guerras de madres”, donde pareciera que no hay puntos medios. Todo es negro o blanco en estos temas nada puede ser gris, para algunas.

Cada una de nosotras vivimos situaciones y realidades diferentes, detrás de cada madre hay una historia de vida y una larga lista de decisiones tomadas, que han ido impactando en lo que ahora estamos viviendo.

Las madres que trabajan en casa; muchas de ellas están en casa por voluntad propia, no porque no sean capaces de hacer más, es algo que se decide en pareja pues las circunstancias lo permiten o quizá es un esfuerzo ajustar los presupuestos y darle en ese momento más peso a la crianza de los hijos.

Colgar los títulos para quizá desempolvarlos más adelante, vivir con los juicios de la gente que piensa que por estar en casa no se hace mucho. Administrar un hogar, cerciorarte de que no falte nada en la alacena, en el refrigerador, preparar el lunch, comida y cena de tu tropa, lavar y doblar ropa, dedicar parte de tu día a jugar en el piso con crayones y plastilina, lidiar 24 horas con un pequeño que demanda toda tu atención, mover a la sopa con una mano y sostener con la otra a tu hijo, cantar y bailar para entretenerlo en lo que metes alguna carga de ropa en la lavadora, perseguirlo todo el día para que no tire ese adorno de vidrio sobre su cabeza, esperar a que llegue papá para tener unos minutos para darte un baño muy a la carrera, todo eso sin ningún tipo de reconocimiento.

Decir que una madre que está en casa no trabaja es algo completamente erróneo, el trabajo de casa es muy poco valorado en estos tiempos donde se cree que una súper mujer debe tener un trabajo exitoso y brillar entre ejecutivos de traje. Es duro vivir con esos prejuicios, incluso es un trabajo que en la actualidad las mismas mujeres desacreditan porque se han enrollado en creer esos discursos feministas de liberación de las tareas del hogar que no permiten mediar. Una madre en casa vive con el reto de diario de no perderse entre las tareas y no mantiene conversaciones con adultos gran parte del día. Se enfrenta al intento de no quedar anulada y encima el mundo de merita su labor. No son víctimas, la mayoría vive feliz con este rol.

Las madres que trabajan; dejan a sus hijos en manos de alguien más, llegan cansadas y ven un cesto de ropa sucia que las espera, los platos sucios, revisan tareas, la comida del día siguiente, despiertan temprano y antes que todos para poder adelantar algunos pendientes y preparar todo para salir todos de casa a tiempo. Aprovechan esos fines de semana para dar tiempo de calidad a su familia, salen a algún compromiso y de pronto se dan cuenta que vuelve a ser lunes y los pendientes se vuelven a acumular. Todo lo anterior con el juicio de la gente que les dice que no están criando a sus hijos como “debería ser”. Se sientan en un escritorio a esperar esa hora de salida y poder abrazar a sus hijos, algunas viven con la culpa de dejar sus cuidados en manos de otro y buscan compensar el tiempo de la mejor forma. Su mente está dividida en un millón de tareas, están frente una computadora pero su corazón está a un lado de su hijo.

Así como hay madres que están en casa por decisión propia, hay madres que trabajan por decisión propia pues buscan un equilibrio entre su maternidad, su desarrollo personal y profesional, esto no quiere decir que por estar en casa no tengas metas o aspiraciones, ni por trabajar eres una mala madre. La felicidad y la plenitud se encuentran en lo que te haga feliz y ambas desde sus trincheras toman las mejores decisiones para ellas y sus familias.

No olvidemos que muchas (no todas) de nuestras madres fueron amas de casa. Esa generación de mujeres que nos criaron y dieron todo por nosotras no ha sido igual de señalada como ahora, ¿te atreverías a etiquetar a esa generación como frustradas o fodongas o inútiles? Yo no lo haría, las honro y agradezco su trabajo.

Somos muy juzgadas ambas; si trabajamos MALO, si trabajamos en casa MALO TAMBIÉN. Total que a nadie le daremos gusto, lo importante es que cada decisión que tomes en función al bienestar de tu familia no te haga sentir culpable, sino feliz.

Ninguna madre que este en casa es una frustrada, ninguna madre que trabaje fuera de casa es una des obligada, a veces respondemos a esa batalla porque en el interior no hemos librado la propia, algo brinca en nuestro ser cuando no hemos logrado aceptar nuestra decisión o realidad.

Detengamos esa serie de juicios entre nosotras, ponte en el lugar de la otra. Cualquiera de las dos posiciones son igual de respetables, seamos madres más empáticas con el mundo y eso incluye a las otras madres, pensemos que así como hay una gama amplia de colores, así las hay de madres.

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Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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