Los 10 NO de los berrinches

Cada tanto me gusta retomar el tema de los berrinches pues es un tema que inquieta a muchas madres. Ya hemos hablado que son normales, cuál es el origen y cómo resolverlos de manera respetuosa. A medida que los entendamos mejor, podremos reaccionar de manera más sana ante ellos.

Hoy te doy una lista de 10 NO de los berrinches, (no son para tu hijo) son para ti, para que poco a poco comprendamos que están en su naturaleza, que cada niño los vive diferente y lo más importante (toma nota) cómo reacciones tú ante ellos le ayudará a él a construir sobre una base firme su autoestima.

¿Qué pasa con nuestro hijo? ¿Se transformó?

 Te interesa; ¿Por qué hacen berrinche los niños? 

Es una etapa que la gran mayoría de los niños vive, es parte de su desarrollo físico y emocional. Cuando el niño se da cuenta que puede tomar decisiones, comienza a cuestionarse y cuestionar las reglas. Lo anterior más que un malestar deberíamos de verlo como una virtud pues es señal de que tu hijo está pensando y generando ideas propias.

Se tiene un concepto erróneo de este tema y es importante analizarlo, entenderlo y sobre todo ser PACIENTE (ese es el verdadero reto). Seguramente tu hijo hará un berrinche porque quiere más helado y para ti no es razón suficiente para ponerse así. Tal vez tú reniegues y hagas berrinche a tu modo, porque te subieron la renta y seguramente para tu hijo eso no será importante. Ambos sentimientos son válidos y ambos deben ser respetados.

Estos 10 No’s los enliste después de leer tantos comentarios en algunas páginas de paternidad. Me sorprende que a veces por más información que se da acerca del tema, algunas personas sigan sin comprender que es una etapa común. Es difícil entender que hay maneras más respetuosas de criar, nos cuesta trabajo romper paradigmas de la crianza

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  1. Los berrinches NO son una forma de manipularte;

Un niño en etapa de berrinches no comprende el tremendo acto de manipular. Tu hijo solo busca la forma de externar su frustración y el berrinche es una forma «primitiva» de hacerlo. Nuestro deber es orientárlos.

  1. Los berrinches NO continuarán solo porque permitiste el primero, sino porque es una etapa NORMAL:

«Al primero, le di sus nalgadas y jamás volvió a hacer otro»

No hay peor forma de anular los sentimientos de un niño. Supongamos que un adulto se siente triste y alguien lo golpea fuerte para que reprima ese sentimiento, ¿suena lógico? Entonces ¿por qué deberíamos de restarle valor a los sentimientos de ira, frustración o tristeza de nuestros hijos? Recordemos que son humanos y también sienten. La diferencia es que ellos están aprendiendo a manejar todos esos sentimientos que antes no conocían.

  1. Permitir un berrinche NO te hace condescendiente con tu hijo, te hace un padre responsable, compresivo y empático

No se trata de una lucha de poder, tu hijo sabe que tú eres quien lo orienta. A veces nos empeñamos en hacerles entender que el que manda soy yo y es cuando creemos, que permitir tremendo berrinche me resta autoridad.
«El papel del padre es la de proveedor y protector, no la del controlador» – Rosa Jové

  1. NO te está tomando la medida

Por medio de la transgresión es como evalúa la importancia de las normas, es decir, exploran nuestras reacciones con ciertos comportamientos y de esta forma aprenden a identificar las normas realmente importantes, establecidas por cada familia. No te está tomando la medida, nuestros hijos no vienen programados para ese tipo de comportamientos, por medio de la exploración es como aprenden. Tu hijo es bueno, noble y te ama, no hace nada para molestarte.

  1. Los berrinches NO se ignoran

El acompañamiento es fundamental en una rabieta, si después de intentar negociar con tu hijo sigue con el berrinche, puedes quedarte y acompañarlo o alejarte un poco para darle espacio, sin abandonar el espacio en el que están. Ignorarlo le resta valor a su malestar y nadie quiere ser anulado de esa forma.

  1. NO tienes que usar amenazas para calmar un berrinche

Funciona más decirles que comprendes su enojo, que alguien se ponga en nuestro lugar cuando la pasamos mal nos hace sentir comprendidos y amados. Amenazar solo hará que sienta atacado e invalidado.

  1. Los berrinches NO son un mal comportamiento, es una forma en la que tu hijo quiere decir algo

No se está portando mal, quizá no nos guste su forma de expresar el malestar pero que ellos conozcan otras formas y o recursos, es cuestión de madurez y por supuesto, guía. 

  1. Un niño de meses NO hace berrinches, estos van desde el año y medio a los 4 años.

Es importante saber que un niño de menos de un año no hace berrinches, si llora es una necesidad que debemos cubirir (hambre, sueño, calor, necesita la cercanía de mamá, etc). De los 0 a los 18 meses Rosa Jové lo llama; la etapa de las molestias incomprendidas, no tienen forma de expresarse.

  1. El berrinche NO se resuleve con golpes

¡Nunca! No funciona, cuando tu hijo está ofuscado lo que menos lo calmará es golpearlo. Si lo haces solo aprenderá que sus sentimientos no cuentan y que incluso externarlos puede ser peligroso.

  1. Los berrinches NO convierten a tu hijo en desobediente

No etiquetes las actitudes de tu hijo o corres el riesgo de encasillarlo en un patrón de comportamiento que posiblemente siga si tú lo refuerzas. Es preferible pensar que tu hijo no lo hace por molestarte. Si en situaciones así tratamos de conectar con ellos, es probable que él entienda que papá es comprensivo y te permitirá guiarlo correctamente.

Manejar los berrinches con respeto NO IMPLICA NO PONER LÍMITES, pero que ellos lo entiendan es un proceso que nos tomará tiempo y solo se logra con amor, constancia, paciencia y dedicación.

 

 

Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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