Cuando tú y mama se embarazaron tan jóvenes tuviste dos opciones; evadir tu responsabilidad o asumirla y construir el comienzo de una gran familia a su lado. Optaste por la segunda y te lo agradezco pues gracias a eso, estoy aquí.
Renunciaste a todo por nosotras y no tengo forma de pagarte tan noble gesto. Quien te conoce sabe que eres un maravilloso ser humano, que cada paso y decisión que tomas lo haces con el corazón y así fue como te decidiste a formar esta familia y ser padre de tres hijas. Has sido un gran ejemplo, a tu corta edad saliste en busca de trabajo y así, empezaste a recorrer kilómetros a lo largo del país y de la vida. Te enfrentaste con un millón de retos y saliste adelante.
Te admiro por tu prudencia, tu inteligencia, tu alegría y tu forma de vivir la vida. Te admiro porque te mantienes firme, sereno y fuerte ante cualquier situación, porque tu optimismo es contagioso, porque siempre tienes las palabras exactas, porque aun siendo tan fuerte me enseñaste que los hombres también lloran, porque sé que alguna vez te falle y supiste perdonar. Cada que busco tu consejo encuentro en el, la serenidad y congruencia que a veces me hace falta. Eres el balance que nuestra familia necesita.
Te admiro por lo que eres, no por lo que tienes. Porque sabes que la vida se vive una vez y que al final lo más importante es irse feliz y con la conciencia limpia.
Tu amor por mi madre se refleja en cada sonrisa, cada mirada y cada actitud hacia ella. No tengo dudas de que has sido un hombre ejemplar. Tu relación con ella es un gran ejemplo de amor, respeto, y solidaridad. Amar a mi madre ha sido uno de los mejores regalos para tus hijas.
Sé que cada gota de sudor, cada noche fuera y lejos de casa, han sido por amor a la familia. Que cada decisión que has tomado ha sido por nosotros.
Admiro tu carisma, tu sonrisa y tu capacidad de hacernos reír. Has vivido rodeado de amigos pues tu buena vibra atrae. Me sorprende tu capacidad de aprender, de explotar tus habilidades y la forma en la que te adaptas a cualquier situación.
Cuando te convertiste en abuelo por primera vez conocí una versión maravillosa de ti, decidiste volver a ser el padre de alguien más y te volviste a ganar el título. Lo has hecho de una forma ejemplar, nadie pudo hacerlo mejor que tú con ese pequeño par que te ven como padre y como un ejemplo a seguir.
El camino ha sido un maravilloso aprendizaje a tu lado y transitarlo juntos es una bendición.
Gracias por apoyarme cuando te dije que estudiaría algo diferente a lo que tenías pensado, aunque sabías que podía ser una locura creíste en mí. Gracias por haber bailado conmigo el día de mi boda, por esas lagrimitas que rodaron mientras me decías; “te va a ir bien, estás con un buen hombre y serás muy feliz”. Gracias por enseñarme que una mujer puede estar con un hombre tan valioso como tú. Gracias por tu tiempo, por cada una de tus palabras y consejos…
Gracias por tanto papá.
