En la vida y en la maternidad, nunca digas nunca

En días pasados esta imagen dio vuelta a Facebook, fue comentada en fanpages y en grupos de maternidad. La imagen muestra a una madre en el teléfono y a su hijo en el piso de un aeropuerto. NO hay más, no tenemos más datos.

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¿Qué hacía un bebe en el piso? ¿Por qué ella está tranquilamente en el teléfono? No lo sé, ni tú lo sabes, tenemos una foto de la cual desconocemos totalmente el contexto. Señalarla, hacer un juicio, y asegurar que es la PEOR madre del mundo o una desgraciada, (como leí en algunas publicaciones que por cierto,  fueron los insultos más leves que leí) me parece muy injusto. ¿Cómo podemos asegurar todo lo anterior basándonos en una sola imagen? Entre madres es muy común estos juicios, señalar a la de a lado por cualquier cosa que haga diferente a nosotras. Soy defensora de los niños y por supuesto no me parece el mejor lugar para colocar a un bebé, yo no lo haría pero no me siento con la facultad de hacer ningún juicio acerca de sí es o no una madre modelo, si ama o no a su hijo. ¡Que fuertes comentarios leí!

Para mí la violencia se da con premeditación, ventaja y dolo. En esta imagen, no veo dolo, ponerlo ahí fue la solución que la madre dio a algo que ocurría, ¿qué? no lo vamos a saber. Se desgarran las vestiduras por un bebé en el piso que en unos meses más comerá tierra, pelusas, pelos de mascota y pasará la mayor parte del tiempo arrastrándose. Pero nadie se ha ocupado en cuestionar a la persona que tomo la foto, su atrevimiento y sus ganas de hacer daño,  quién te toma una foto sin autorización y la cuelga en Internet no lo hace con buenas intenciones.

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He viajado con mi hija sola, hace poco visitamos a los abuelos;  llegando a la sala que nos asignaron para abordar nos comentaron que no sería en la sala 4 sino en la 24, teníamos el tiempo contado, se me ocurrió la brillante idea de viajar sin carriola. El abordaje sería hasta el otro lado del aeropuerto, tome a mi hija en brazos y corrí como una loca, cuando llegamos no sentía los brazos y tenía ganas de llorar por mi atrevimiento de dejar la carriola. La sala estaba llena, no había donde sentarnos y Torbellino me pedía brazos, muy determinante dije que NO y termino llorando, trate de entretenerla de otra forma y sentarla en el piso, sí en el piso. No es un bebé pero igual termino jugando y arrastrándose en el piso, perdón si no soy tan escrupulosa con ese tema, es tan sencillo como llevarla a lavar las manos después. Cualquiera a mi alrededor pudo haberme juzgado por negar los brazos a mi hija y verla llorar, pero nadie iba a saber que corrí todo el aeropuerto con ella y que en realidad tenía anestesiados los brazos y las piernas se me quebraban por mi poca condición física.

No me atrevería a juzgar a esa madre, no porque haya corrido todo el aeropuerto con mi hija en brazos y ella y yo seamos unas víctimas, no lo haría porque no sé qué la hizo poner a su hijo ahí, estoy segura que si tuviera una carriola a la mano hubiera optado por ella y no por el piso. No la juzgo porque al menos yo, no soy perfecta, me esfuerzo por ser una buena madre para Torbellino pero estoy muy lejos de ser perfecta. No la juzgo porque es muy fácil hacerlo desde el otro lado del teclado y escudándome en el anonimato que nos dan las redes y sobre todo porque mis juicios no contribuyen en nada.

Las redes y algunas paginas que promueven crianzas respetuosas están acabando con ella, consideran que es maltrato y como una radical del tema de los golpes para mi esta situación dónde no hay muestra de violencia, ni abandono (la madre está ahí), carga una pañalera lo que me hace pensar que es para garantizar el buen estado de su hijo; limpieza, comida (tal vez lacta), etc y dónde, repito, desconozco el contexto me orilla a pensar bien, a no juzgarla sin saber y sobre todo mis ganas de no ver lo malo siempre. Me incluyo como página que promueve la crianza respetuosa, pero para eso primero empecemos por respetar al otro. No es con el afán de ignorar pero señoras; esta mujer es una madre común y corriente, no conocen la labor que hace en casa, nadie la ha visto cargar a su hijo en casa, o cantarle una canción de cuna y a cambio se le juzga por una foto mal intencionada.

Parece que ahora la maternidad se trata de vigilar quién comete más errores y exponerla, ella tuvo la mala suerte de ser capturada por un imprudente que no solo violo su intimidad también la de su hijo y la de la mujer que está hasta la derecha de la imagen, sus caras están por toda la web. A mi no me parece justo que tengamos el poder de tomar una foto a un desconocido, colgarla a la red y exponerla ante las madres perfectas y todos los jueces de Facebook, sin oportunidad de replica.

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Trabajo día a día por ser una buena madre, quién me conoce le consta pero a hora pienso que debo cuidar cada paso pues si cometo un error por muy simple que parezca puedo terminar expuesta y enjuiciada porque alguien se sintió con el derecho de fotografiarme.

Tal vez tú y yo no haríamos esto, pero eso no nos deja exentas de cualquier tropiezo. No sé si esta madre no pensó lo que hacía, quizá para muchas fue desatinado y algunas otras lo etiquetaron de maltrato. La criticaron por tener el celular en la mano, ¿Hay madres que de verdad no quitan ni un segundo el ojo de su hijo para revisar rápidamente sus redes? ¿Jamás has cometido un error? ¿Nunca has tomado una decisión equivocada?

Aquí solo una persona sabe la historia completa, ella. Soy de la idea de que en la vida y en la maternidad, nunca digas nunca. La que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

Actualización y confirmando lo que opino al respecto, aquí la historia de porque esa desalmada madre puso a su hijo en el piso;

Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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