Construir buenos e imborrables recuerdos para tus hijos

Torbellino y yo.

Torbellino y yo.

Tenía semanas pidiendo vacaciones pero extrañamente no por que yo quisiera tomar el sol, en realidad moría por ver nadar a torbellino pues tiene meses que comenzó sus clases de natación y yo siento que es la futura Michael Phelps (aquel atleta olímpico de natación).

Las vacaciones llegaron y con ellas la preocupación por mis kilos de más. ¿Qué me voy a poner para no confundirme con una pelota playera?

Estábamos en la alberca yo muy sentada debajo de la sombrilla porque ya no me doy el lujo de asolearme. Papá llevo a torbellino a nadar y ella cual nadadora olímpica hizo muestra de lo aprendido (apenas si mueve las piernas pero la verdad me emociona) de pronto con su linda vocecita hizo el llamado; «mamá ven» «ahorita amor, nada con papá» – 5 minutos después – «mamá ven» y así en repetidas ocasiones. Confieso que me negaba a quitar el short y mostrar mis imperfecciones.

Torbellino volvió a insistir y de pronto pensé «¿qué estoy haciendo? ¿Voy a privarme de pasar un rato en el agua con mi hija por algunos complejos? ¡Que vaaaaa, fuera short! Camine sigilosa a la alberca pensando «que nadie vea esa celulitis» ya en el agua vayaaaaaa que lo disfrutamos, ella estaba feliz y ¿qué otra cosa en el mundo hace feliz a una madre qué no sea la carita de emoción de nuestros hijos?

Mamá y papá en el agua y ella no podía de felicidad, por un rato pidió estar en la orillita para aventarse clavados (ficticios) dónde solo contaba «una doshhh tesh» por que no se aventaba pero ¡uy que emoción solo pensarlo!. Que buen rato pasamos.

Después pensé; ¿Cómo era posible que me fuera a privar de estos momentos a su lado solo por eso?  De todo lo que me iba a perder mirando desde la sombrilla.

Para ellos somos perfectas, no hay celulitis, ni pancita que valga más que disfrutar el momento a su lado. Para ellos mamá es PERFECTA así tal cual como somos, con esos rollito, las estrías y demás.

El segundo día ni lo dude estuvimos en el agua hasta que nuestros dedos se arrugaron como los de un viejito. Ella quería dormir ahí flotando, ya estábamos cansados pero no lo suficiente como para privarla de su momento.

Sé que lo disfrutó y eso me hace feliz y hasta por esas horas se me olvidaron los rollitos que tengo.

Mamá; a la única persona que debemos gustarle es a nosotras mismas y sí claro! Somos mujeres siempre habrá uno que otro defecto que siempre nos dará un pequeño dolor de cabeza pero que eso no sea más grande que valorar lo realmente importante, esas memorias, esos momentos para ellos.

Mamá eres hermosa, dejemos la vanidad a un lado y construyamos para ellos «recuerdos felices»

Author: Mi vida de madre

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