Carta a una mujer que todavía no tiene hijos

Hace unos días en un grupo de mujeres, una chica posteó el típico desahogo que vemos en los grupos. Argumentaba que odiaba (palabra fuerte) a la hija de su vecina por berrinchuda, porque la escuchaba llorar y era sumamente molesto, juzgó a la madre sin conocerla y cerró diciendo; «creo que no quiero tener hijos». 

Recordé que yo algún día fui esa mujer sin hijos, la que señalo y juzgo injustamente. Cuando me convertí en madre me tragué mis palabras y sin agua, fue duro el encontronazo con la realidad. Fui tan soberbia que después no sabía dónde meterme por no haber callado a tiempo.

Hoy le escribo a ella y a todas las que han juzgado la maternidad sin haberla vivido. 

Querida mujer que aún no tiene hijos; 

Soy partidaria del respeto y defensora de nuestra libertad de elección. No sé si decidiste por convicción no tener hijos o si los tendrás y tal vez no ha llegado el momento. Cualquiera que sea la razón, la respeto y nunca te señalaré por eso. Solo quiero que sepas que existe un enorme grupo de mujeres que optamos por este camino, decidimos ser madres y somos conscientes de la tarea tan difícil que hacemos, nos dimos cuenta hasta que llegamos aquí. Trabajamos día a día para educar adultos que se puedan desenvolver de manera sana y cordial con su entorno.  

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¿Sabes? A veces me equivoco, no sé si mis decisiones son las correctas, me esfuerzo día a día por encaminar a mi familia e inculcarles  valores. Hay días que estoy tan agotada que para mí es más sencillo y práctico descongelar algo del refrigerador, algunos días estoy rebasada y lo único que pido son unos minutos para mí y tal vez de manera errónea para ti, terminó poniendo la TV o dándole unos minutos de iPad a mi hija. Hay otros días que salgo con ella a la calle y algo se sale de mis manos, cabe mencionar que antes de salir estuve más de dos horas preparándome para hacerlo. Algunas veces estoy en casa y también las cosas se salen de control, lastima que no puedes ver lo que hago detrás de la puerta. Me encantaría que conocieras mi rutina, mi día a día para convencerte de que si mi hija llora no es porque la ignore, porque ella sea mal educada o yo una mala madre. ¡Los niños lloran! Créeme, cuando atravieso por una crisis no lo estoy disfrutando, es un reto enorme educar a alguien. A veces siento el peso de esa responsabilidad pero el amor por ella me motiva día a día.¿Te imaginas tener en tus manos la vida, la salud física y emocional de alguien? Has pensando lo que implica que alguien dependa al cien de ti? 

La maternidad me ha dado miles de lecciones y satisfacciones. Antes de ser madre solía señalar y hacer juicios, cuando nació mi hija me di cuenta de lo injusta que había sido, de lo fácil que es hablar, entendí que hablar desde lo desconocido puede ser muy cómodo, después me sentí una tonta por hablar desde la ignorancia. Fue como hablar de física cuántica sin conocer siquiera el significado. Lástima que no pude disculparme con aquellas madres que juzgue. 

Ser madre no es fácil, lo digo con convicción y con la poca experiencia que tengo al ser mamá de una niña de 3 años. Me preocupan miles de cosas; su salud,  bienestar,  seguridad, proveerle de lo necesario, entre mil cosas más. Es duro tener que preocuparme también por los juicios qué haces, por tus miradas cuando mi hijo llora y te incomoda, por los adjetivos que me puedas dar por qué mi hijo grita, corre o hace una rabieta. Has asegurado que no necesitas ser madre para saber lo que quieres para tus hijos, sí necesitas serlo; la maternidad implica muchos cambios, muchos de tus planes para esta, quedan en el olvido.  

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Vivimos en sociedad y somos también parte de ella, mi intención no es ir por la vida molestándote. Mis jornadas son largas y he pasado por rachas donde me lleno de dudas, miedos e incertidumbre, también he tenido momentos maravillosos, llenos de amor, así es la maternidad, una constante dualidad. Hasta que llegue a este mundo lo pude comprender, no te culpo, para ti es desconocido. Te aclaro que no soy una víctima, soy solo una mujer que hace diariamente la hermosa tarea de criar, hago lo que puedo y pongo mi mayor esfuerzo. 

Solo te pido que no me juzgues, no nos señales, no te expreses mal de mí rol o de mis hijos, no me digas qué harías tú en mi lugar. No lo hagas porque no sabes mi historia, no vives en mi casa y desconoces lo que hago en ella. Si no tendrás hijos aplaudo tu decisión, no es fácil para nosotras ir contra corriente y salirse de los nefastos estándares que nos encasillan únicamente como madres, yo decidí serlo y me enfrento a otro tipo de señalamientos.  Si los tendrás algún día, si está en tus planes, te aconsejo que reconsideres lo que vas a decir pues quizá llegará el día que tus palabras lleguen retumbando a ti, procura que no sean tantas porque la realidad te va a superar cuando tengas un bebé en brazos. Mientras menos palabras tengas que pasarte con agua, mejor. 

Con cariño una mujer y madre que te respeta, empatiza contigo y pide lo mismo de regreso. 

Author: Paola

Soy Paola Acuña, escribir acerca de mi maternidad se ha convertido en mi pasión. Me permite acercarme a otras madres y acompañarnos en este hermoso camino que sí bien no es fácil ha sido único. Soy madre de Alondra que actualmente tiene 21 meses de edad, ella ha logrado una transformación increíble en mi vida, ser su mamá es un privilegio pues de ella he aprendido mucho. Hemos crecido, llorado, jugado y aprendido juntas.

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